La Hacienda de San Antonio Coahuixtla empieza su existencia
con la fundación del Trapiche de tracción animal a cargo de los Frailes
Dominicos en el año de 1580. La Orden de Santo Domingo pagó $ 1,185.00 pesos
por el ingenio fundado en los terrenos de los habitantes de Anenecuilco.
Dicha construcción estuvo a cargo del fraile Alberto Garnica,
quien muere en la hacienda en 1597. Durante el tiempo que el trapiche estuvo a
cargo de los Dominicos la propiedad
sigue creciendo y en 1643 hacen una expansión con un rancho y estancia de
ganado mayor.
La hacienda continuo bajo la tutela de los Dominicos hasta el
S XVIII y es a finales del año de 1732 cuando la hacienda deja de pertenecer a la orden de los Dominicos
e inicia una etapa de cambios continuos.
Para el año de 1732 los Frailes Dominicos dejan de ser los
dueños del trapiche y la propiedad, es adquirido por Francisco de Rivas, época
en que el crecimiento de la hacienda empieza a tener magnitudes considerables,
provocando el descontento de los habitantes de Anenecuilco; quienes habían
donado a los frailes los terrenos para la construcción de la misma y se quejaban de estar oprimidos
por la presencia de la factoría que había llegado a adquirir proporciones gigantescas.
Las expansiones territoriales siguieron y así vemos que en
1743 los habitantes de Anenecuilco alegaban estar siendo estrangulados entre
este feudo, el mayorazgo de Salgado, el antiguo trapiche que luego floreció
como beneficio de metales de Mapachtlán y Mortero, reclamando angustiosamente
la restitución de su fundo legal de 600 varas hacia los cuatro puntos
cardinales.
Para 1790 la hacienda había crecido de tal forma que en el
censo de la época se cuentan 512 habitantes. Para 1870 vemos que esta hacienda
no había modernizado sus técnicas de producción y seguía teniendo una mayor
producción de mieles que de azúcar, pues en este año elaboró 34,600 arrobas
(397.9 toneladas) de azúcar contra
67,000 arrobas (770.5 toneladas) de miel de la cual una parte se vendía
localmente y otra se convertía en aguardiente, lo que
daba para pagar los gastos; la utilidad venia de la venta del dulce en su
mercado principal que era la Ciudad de México. En 1870, la hacienda todavía
producía azúcar por el procedimiento de “fuego directo” que consistía quemar el
bagazo de la caña para producir el fuego que se aplicaba al fondo de los
calderos o tachos.
En 1874 la propiedad pasa
por etapas de cambios muy importantes y es adquirida por un comerciante
de origen español, que radicaba en el Distrito Federal, Manuel Ramón Cortina
Mendoza. Quien de inmediato se hace cargo de la propiedad y pasado algún tiempo
bajo su administración ve aumentada la
producción de azúcar de manera considerable debido a la transformación de maquinaria
centrifuga a vapor que llego a
traer del exterior, también se contaba
con una enorme grúa que llevaba la caña hasta la báscula y un aparato que la
conducía hasta el trapiche. Para estas fechas la propiedad tena ya un valor
fiscal de $ 270,000.00 pesos. Por otra parte la construcción de ferrocarriles elevo la renta de la tierra
y el valor de las fincas rústicas próximas a las nuevas vías de comunicación.
La modernidad de nuevas vías de comunicación ferroviarias atraídas durante el gobierno del
General Porfirio Díaz, tuvieron cauce dentro de la Hacienda de San Antonio
Coahuixtla, la cual era utilizada para la salida del producto, así como se
tendió una vía ferroviaria de 5 kilómetros que se enlazaba con el ramal del
ferrocarril Interoceánico que seguía hasta Cuautla, siendo inaugurado el 8 de
diciembre de 1881. El gobernador Carlos Quaglia debió haber tenido intereses en
esta hacienda como lo demuestra la
denuncia para la adjudicación de “huecos
y demasías” presentada en 1885, por él
y Manuel ramón Mendoza Cortina de la hacienda de Coahuixtla. Con todos estos
cambios tecnológicos, para el año de 1887 era considerada una de los ingenios
más importantes de la República Mexicana y el primero por su maquinaria, su
magnitud era tal que contaba también con una fábrica de aguardiente.
En 1886 Manuel Ramón Mendoza Cortina vende la hacienda de San
Antonio Coahuixtla a sus sobrinos Remigio e Iñigo Noriega Laso, quienes
conformaban una unión comercial bajo el
nombre de “Sociedad Remigio Noriega y Hermano” Después de algún tiempo en la
administración de la Hacienda y otras propiedades deciden separarse
comercialmente los hermanos Noriega, siendo Remigio que se queda como dueño de
las propiedades que tenían en común los hermanos y decide vender algunas de sus propiedades
entre ellas la Hacienda de San Antonio, Después de algunas negociaciones
Remigio Noriega Laso vende la Hacienda de San Antonio Coahuixtla a los hermanos
Manuel y Joaquín Araos.
Los hermanos Araos nuevos dueños de la Hacienda continuaron
con el afán de crecer más y avanzaron sobre las tierras de los pueblos para
lograr así una mayor área de cultivo. La producción continua en aumento y para
1900 se convierte en la hacienda de mayor producción y el latifundio aumenta
hasta llegar a contar con 9,663 hectáreas; este crecimiento continua y los
hermanos Araoz preocupados por seguir así compran maquinaria nueva, que es
traída de Alemania con un costo de 350,000 dólares; en este año la propiedad se
llegó a valuar en $ 1,280,000.00 pesos siendo el año de 1903 el de mayor
importancia de la producción de la
Hacienda de San Antonio Coahuixtla, pues se logra una producción superior, la
cual le permite exportar el azúcar al exterior, Según el Censo de Población de
1910, había en el país 840 hacendados, sin lugar a duda eran los dueños de la
mayor parte del territorio nacional, siendo de los más ricos e importantes de
todo el país los hermanos Manuel y Joaquín Araoz con su Hacienda de San Antonio
Coahuixtla.
En el año de 1910 se inicia la Revolución Mexicana protagonizada
por campesinos y que tiene muchos adeptos en Morelos, dirigidos por Emiliano
Zapata (originario de Anenecuilco), aparentemente en aquel año para la hacienda
la Revolución no se había hecho presente, ya que seta continuaba trabajando con
normalidad, pese a que todo en el Estado había un clima de alarma por los
sucesos que estaban ocurriendo en todo el país, Para 1911 esta hacienda era sin
lugar a dudas una de las haciendas más importantes del Estado de Morelos.
Los progresos tecnológicos no cesaron hasta 1913, año en el
que finalmente los problemas revolucionarios empiezan a hacerse sentir, Las
tierras de la Hacienda de San Antonio fueron de las primeras en ser afectadas
por el reparto agrario producto de la Revolución; y así las tierras propiedad de
esta hacienda quedaron destruidas en 12 ejidos, Ayala, Anenecuilco, Apatlaco,
Otilio Montaño, Cuautla, Huesca, Zahuatlán, Mexquemeca, Gabriel Tepepa,
Yecapixtla, Cuautlixco y Atlatlahucan, que dándole el casco de la Hacienda de
San Antonio tan solo 73 hectáreas.
Para 1914 Victoriano Huerta mete a la cárcel a varios
hacendados, entre ellos se encuentra Manuel Araoz. Los ingenios permanecieron
parados durante el lapso de 1913 a 1915 siendo este último año cuando Emiliano
Zapata no estaba de acuerdo con eso e hizo que de nueva cuenta las Haciendas
especialmente la de San Antonio
Coahuixtla, continuaran funcionando y produciendo bajo estrictas reglas. Al
concluir el movimiento de la Revolución Mexicana los hacendados continúan con
sus propiedades pero con significativas restricciones; entre ellas la
repartición de sus tierras para la creación de nuevos poblados independientes.
Manuel Araoz apela en 1927 por la expropiación de su
hacienda, pero no logra nada, Y en 1928 se aumenta la dotación de tierras de la Hacienda de San Antonio a
Villa de Ayala, De las 9,963 hectáreas con que llego a contar la hacienda,
finalmente solo conserva 6 hectáreas.
DESCRIPCION QUE CONFORMAN LA HACIENDA DE SAN ANTONIO
COAHUIXTLA
Una vez en el interior del Casco de la Hacienda se pueden
apreciar cinco diferentes zonas que conforman la Hacienda.
El Ingenio, La Casa Grande, La Fábrica de Aguardiente y
Tienda de raya, Los Talleres, Establos, Caballerizas y Macheros.
Debido a la importancia del agua para regar las tierras y su
valor como fuerza motriz, la Hacienda de San Antonio Coahuixtla corresponde a
la cuenca del rio Cuautla – Chinameca.
El Casco de la gran Hacienda de San Antonio Coahuixtla estaba
rodeado por una barda perimetral de altos y solidos muros protectores
apuntalados cada 3 metros por robustos contrafuertes de piedra.
Enfrente de la actual entrada a la hacienda, podemos
encontrar el Ingenio, esta importante zona fue constantemente transformada
desde sus inicios con su primer trapiche, traído por los Frailes Dominicos.
Transformaciones que fueron necesarias para lograr los objetivos de producción
de determinado periodo. Una de las fachadas principales del Ingenio se
encuentra fachada de lo más alto con el año
de 1895 se cree que fue mandada a
construir esta parte por los entonces dueños los Hermanos Araoz.
También podemos observar que los gigantescos muros que los sostienen todavía se encuentran de
pie. Ya que están reforzados con vigas de acero que sirvieron para sostener los
grandes artefactos industriales.
Pegada a la zona del Ingenio y cerca de la entrada
principal, se encuentra La Casa Grande,
esta área tuvo diferentes etapas constructivas. La primera obedeció al trapiche
fundado por los Dominicos y las
siguientes a las etapas de crecimiento que van desde el Siglo XVI hasta el
Siglo XVIII. En la casa podemos encontrar arquería en casi toda la
construcción tanto en la planta baja
como en la superior, además en la fachada se encuentran varios ojos de buey que
servían como ventilación y entradas de luz. En la casa del propietario se podía
disfrutar de todas las comodidades. Amueblado todo con lujo sin escatimar un
real, a este recinto se entraba o se salía por dos puertas enormes cada una con
su respectivo portero. Que estaba siempre armado, un hombre de confianza y buena
conducta.
La casa del administrador tenía todo lo necesario para una
familia de clase media acomodada. Las demás casas del personal de confianza
estaban en relación con la categoría
administrativa y social de los ocupantes.
A unos quinientos metros del casco de la
Hacienda se levantan las habitaciones de
los peones, casuchas construidas de adobe, pedazos de tabla o ramas de árbol.
Todas estas eran propiedad de la Hacienda y hacendado.
En el suroeste de la hacienda
podemos encontrar lo que quizá fue Fábrica de Aguardiente. Es la que se
encuentra en mejor estado de conservación. Esta fábrica era de menores
proporciones que la destinada a la producción de azúcar ya que este era un subproducto. Los muros
todavía se conservan en su mayoría a sus alturas originales.
La Tienda de raya que era una parte donde estaba la fábrica
de aguardiente desempeñaba un papel importantísimo, allí se vendía al peón y a su familia: maíz, frijol, manta, jabón,
aguardiente, y por supuesto otras mercancías generalmente a precios más altos
que los del mercado y no siempre de buena calidad. El jornal se pagaba con
mercancía y solo cuando sobraba un
poco solía completarse con moneda de
curso legal, En la tienda de raya se llevaba al peón cuenta minuciosa de sus deudas las cuales
pasaban de padres a hijos y jamás podían
extinguirse entre otras causas y razones porque las necesidades elementales del peón y su familia no podían llenarse con el
jornal.
Los talleres se encuentran cercas de los bebederos del
ganado, los talleres que funcionarion en la hacienda fueron herrería,
carpintería y alfarería. Siempre dedicados al mejor funcionamiento de la
hacienda en la mayor parte de esta área
subsisten solamente algunos muros que no sobrepasan el metro y medio de altura
y es lo único que se ha podido rescatar
de lo que debió haber sido una enorme zona de varios talleres.
A un lado de los talleres se encuentra el área destinada a
los Establos, Caballerizas y Macheros este último era el sitio donde se
guardaban las sillas de caballos, tiros
de carruajes entre otros elementos. En los establos había distintos tipos de
ganado algunos de ordeña y otras bestias
de labor. Ahí mismo se encontraban los trojes donde se almacenaban pasturas.
Algunos estaban techados. Otros tenían magníficos envigados.
La Iglesia. Los mitos que se han hecho respecto de esta
zona son diversos ya que algunos
lugareños hacen mención que la iglesia fue enterrada y cerrada por una enorme
puerta de madera que nadie ha podido abrir desde hace muchos años y que ahora
nadie tiene acceso a ella. Otro de los mitos apunta de que posiblemente se
encuentre cerca de la casa grande, ya que en esta zona podemos encontrar restos
de lo que fuera una concha de piedra que debió haber sido una pila para agua
bendita y también restos de pintura mural que hacen pensar que ahí se
encontraba la capilla; pero solo para los patrones.
FUENTE: EL MUNICIPIO DE AYALA, APUNTES DESDE SU HISTORIA.
EDITH CORTES HERNADEZ.
MUSEO VIVO - DIFUNDIENDO LA CULTURA COLECTIVA!
Actualmente este bello y espectacular edificio es un gran tesoro que vecinos y autoridades cuidan para la promoción turística y cultural del histórico municipio de Ayala!